31.3.12

CASAS DE DISEÑO 2

Hay una película que me parece muy ilustrativa de lo que pienso sobre las 'casas de diseño'. Es de Jaques Tatí y se titula 'Mi tío'. Ganó el oscar de 1958 a la mejor película extranjera. Como suelen decir los cinéfilos: de obligatoria visión.


La película versa sobre unos personajes singulares. El central es, lógicamente, 'el tío' y le sigue el sobrino. El sobrino está entre dos mundos: el que sus padres le quieren hacer ver, el que ellos viven de forma superficial y esnobista, y el de su tío -genial Jaques Tatí- despreocupado, sincero, algo despistado, natural, ... sin caer en la simplonería, todo lo contrario... lleno de detalles humanos.

La mayoria de las escenas se desarrollan en la casa de ese niño con sus padres. Es una casa de diseño, parodiada en múltiples escenas de vida cotidiana realmente incómoda.
Se exagera con mucho realismo la preocupación por la imagen, de una vida hacia afuera, como en un escaparate en el que se muestra lo felices que parecen ser estando tan a la última ... pero sólo lo parecen ... lo son?


Al final eso, puro escaparate. Sin sustancia y sin alma. Deseo de aparentar, de lucimiento.


Tengo un amigo que tiene un blog muy seguido y muy bueno que se titula 'Árboles con alma'. Pienso que también las casas tienen que tener alma. Si no ... ay! ... qué cúmulo de despropósitos podemos hacer soportar a los demás.



Tatí, con humor, da grandes lecciones ...
Hay que proponerse hacer casas con alma ... no de diseño. 


5.3.12

CASAS DE DISEÑO 1

Pensaba empezar por lo que entiendo por casas 'antidiseño' ...  pero lo haré en la segunda entrada sobre este tema. La tercera irá sobre una idea que me ronda la cabeza en estos meses -'diseño y precisión'- que terminará en una conclusión a la que me gustaría dirigirme: 'diseño, razón y sentimiento'. En la base de todo esto está el binomio diseño y naturaleza. La naturaleza en la que existimos y, sobre todo, la propia naturaleza humana. Lo que el hombre hace tiene que ser reflejo de una naturaleza racional, armónica ... y, además, la arquitectura buena nos conmueve con un especial sentimiento humano.


Huyendo de pintoresquismos, ciertas imágenes de arquitectura rural tienen una belleza especial. En ellas no hubo ninguna intención de 'diseño' y en cambio tienen el atractivo de lo genuinamente humano.


 
Es cierto que esa arquitectura espontánea está también llena de ejemplos de desequilibrios. Tiene su explicación. Si se analiza cómo se generó cada edificio, la época y los principios que la motivaron, se explica, en muchos casos, las causas de los desvaríos. Épocas de especulación, de materialismos de cualquier signo, de pensamientos débiles,... de ahí salieron desmanes que son lecciones para hoy. Podríamos hacer un mapa de ciudades en los que, en lugar de barrios, habría que marcar con color las distintas zonas, en función de la calidad del pensamiento que engendró cada una, que suele corresponder con la calidad urbanística y arquitectónica. Esto se puede hacer sin ser tendencioso. Hay cosas buenas y malas de distintas ideologías.


Lo bello muchas veces es sencillo. Decía Pemán -hablando de poesía, pero trasladable a otros campos- que una obra era naturalmente bella cuando parecía engendrada sin esfuerzo... porque era eso... 'natural'. Y hacía incapié en eso de que 'parecía', porque a los hombres llegar a una síntesis simple y bella nos cuesta mucho esfuerzo. La sencillez supone un trabajo grande de depuración. Desconplicar nuestros razonamientos, quitar intenciones que nos apartan del fin. Esto último es un punto básico a la hora de proyectar.


Quién no ha tenido la intención de hacer 'una casa de diseño'! ...