20.8.11

CHILLIDA: OBRA GRÁFICA


Toda la obra de Chillida tiene también un sentido arquitectónico. La obra gráfica me parece muy sugerente. Eduardo Chillida consideró que su obra gráfica debería ser la complementariedad del diálogo entre el creador y sus colaboradores – poetas, filósofos, músicos …

Evoluciona por sus diferentes periodos formales: desde sus primeros arranques figurativos, hasta la transición que supone su célebre estela en hierro, presagio de sus sucesivas épocas bien reflejadas en sus dibujos y en su obra gráfica original desde 1959. Posteriormente llegarán el hierro forjado, el acero, después el granito, otra vez la madera, el alabastro, el cemento, el hormigón, la tierra chamota y el papel: los collages darán paso a la tridimensionalidad de las «gravitaciones», un paso adelante nunca antes concebido en la investigación sobre el espacio, en la escultura a través del papel, ...  el «dejar hablar a los materiales», en expresión de Heidegger, sobre todo en el descubrimiento y utilización de los papeles artesanos, con  sus gamas esponjosas, grisáceas y verdosas, es otra característica notable que Chillida incorpora a sus libros tardíos y permite enriquecerlos con múltiples matices.

La faceta intelectual de Eduardo Chillida que, en su calidad de «especialista en preguntas» y desde la sencillez de su honesta humildad, supo rodearse —sin reclamarlo— de una auténtica constelación estética de genios y artistas de distintos ámbitos. Y así se ha convertido, por derecho propio, en un heterodoxo de la escultura, reconocible siempre —un «fuera de la ley», como se autodenomina en sus escritos— inventor de espacios, que en sus libros y grabados nos conduce a través de sus grandes preguntas artísticas y existenciales.
El 'libro de artista' es un tipo peculiar de obra suya: se trata de un conjunto de dibujos que forman una unidad y que se encuadernan. En la creación de Eduardo Chillida no ocupa un espacio menor en su obra. En él rinde homenaje a personas y contenidos que le han servido de orientación, guía y aliento. Véase el dedicado a J. S. Bach, quizá su libro más espectacular. En otros, como en el caso de Jorge Guillén, busca, además, sintetizar la trayectoria de ambos -Guillén y él- en esos pensamientos que condensan sus ideas-fuerza.
Chillida destaca con tesón en sus escritos y entrevistas que «Guillén tiene una gran influencia en mi idea del espacio, especialmente en un verso del largo poema ―Más allá, de Cántico, en el que escribe: Lo profundo es el aire, una frase clave que une su trabajo y el mío».

Libro con Jorge Guillén

Cada libro y cada colaboración responde a los interrogantes que Chillida ya se cuestionaba en 1951, cuando abandonó la figuración con la estela de hierro Hilarriak, cinco años antes de componer su primer 'libro', discutiendo ya la dogmática de las leyes de hierro, de la tridimensionalidad, con los «aromas» e intuiciones que va ordenando en hermosas metáforas, algunas de sabor ciertamente zen:
No conozco el camino pero conozco el aroma del camino.
Sus intuiciones sobre la dialéctica de «lleno y vacío», la desorientación del artista que no sabe a dónde dirigirse como condición previa para la creación; el tiempo; el espacio y la materia, llevan al artista a nuevas reflexiones:

No están tan distantes el uno de la otra, quizás los separa una diferencia de velocidad. La materia sería un espacio más lento o el espacio una materia rápida.

...
En los escasos escritos que dejó, Chillida señala, entre los más importantes hitos de su carrera, la intensa relación artística e intelectual que mantuvo con Martin Heidegger, autor de El ser y el tiempoComo Chillida, Heidegger desvela una de las cuestiones fundacionales para él:
«La plástica, acción de corporeizar la verdad del ser en la obra, que instaura lugares».
La causalidad de la casualidad: hay títulos y obras en Chillida antes de trabar conocimiento con Heidegger que comparten las mismas inquietudes: leku (lugar), localización (topos), espacio de encuentro, límite… son conceptos que utiliza el filósofo en su ensayo y que fueron usados anteriormente por Chillida.

Chillida y la música: en 1997 rinde homenaje al autor de las Variaciones Goldberg con la que probablemente sea su producción más cuidada en el terreno del libro de artista, demostrando la gratitud a uno de sus maestros preferidos: 12 serigrafías a gran tamaño —una de ellas en blanco— acompañadas de citas originales de J. S. Bach, Braque, Pau Casals, el propio Chillida, Cioran, Goethe, Leibniz, Charles Münch, Platón, Paul Valéry, André Suarés y Marguerite Yourcenar. Además de textos y de las numerosas muestras de la caligrafía del propio Chillida, hay fragmentos originales de las partituras de Bach más variadas, serigrafiadas facsimilarmente, como el Arte de la fuga, una misa, tres sonatas, La Pasión según San Mateo, un Magnificat, de los seis primeros Conciertos de Brandemburgo, tres partituras para un solo de violín y el inicio de un oratorio.

Homenaje a J.S. Bach

 Sobre este libro de autor - el de homenaje a Bach- es interesante lo que el mismo Chillida escribe:
También J. S. Bach (otra mar) es mi maestro. Me reveló las sutiles relaciones entre el tiempo y el espacio, el poder expansivo del tiempo audible y su relación con el espacio conformador o conformado, positivo o negativo.
Quizás una anécdota nos puede ayudar. Entrando por primera vez en Santa Sofía, tuve la impresión de estar entrando en los pulmones de J. S. Bach. Aquel espacio poderoso y expansivo parece haber sido el arquitecto de esa obra. En la que el contenido (espacio) ha producido el continente, la arquitectura.
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El aliciente común de la sinestesia chillidesca, de su «vibración muda»:

Alerta y libre hasta el final,
Guiado sólo por un aroma.


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