23.4.22

MEDITERRÁNEO, SOL Y CELOSIAS

 

El sol en los países mediterráneos tiene un brillo especial. La luz es intensa y viva, no roba los colores, al contrario los potencia.

En arquitectura se han ido generando distintos recursos para modular esa luz. A veces darle el protagonismo que merece, otras tamizarla, para crear un ambiente interior relajado y una fachada exterior también suavizada.

Un maestro de estos recursos fue Josep Lluis Sert, que supo mediterraneizar la arquitectura que aprendió de Le Corbusier. 




Se pueden ver otros ejemplos en arquitecturas más cotidianas, como este edificio de la calle Escorial de Barcelona: la composición que resulta de unas soluciones constructivas diseñadas y ejecutadas con precisión, ofrece una imagen sencilla, racional, nada fría: se intuye que los espacios interiores tendrán una luz adecuada.


O este otro ejemplo del edificio de Ricardo Bofill del que ya he hablado.



En muchas celosías el elemento común es la cerámica -el barro, arcilla cocida- que es genuinamente mediterráneo con más de dos mil años de historia constructiva.

La arcilla cocida tiene mucho a favor: el color de la tierra, su comportamiento ante el agua y la temperatura, ... se amolda muy bien a ese entender la arquitectura como oficio de conformar en la tierra y con tierra un hábitat para el hombre.

Hoy existen otros materiales, como los hormigones polímeros, que ofrecen nuevas posibilidades. Se mantiene el concepto de fondo, como en este edificio del puerto de Barcelona.


Ejemplos como este hay muchos, y en mas latitudes; pero interesa recordar que en el Mediterráneo los edificios no sólo son un juego de volúmenes bajo la luz, sino que tienen que introducirla en interiores generando espacios acogedores, serenos o llenos de vida, brillantes o en penumbra, ... la luz da buena vida a los espacios siempre que se trqabaje como un componente básico del proyecto.

La sombra también es un componente básico del que habría que hablar ....

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