Camprodón es un pueblo del Pirineo catalán.
Vale la pena ver con detalle -estudiar- la planta de esta casa proyectada por Coderch en 1957. Con sencillez se ordena el espacio exterior e interior, de forma articulada y con un relación visual directa.
Llegar a esta sencillez requiere mucho esfuerzo. Decía Juan Ramón Jiménez que lo natural y sencillo parace que ha surgido sin esfuerzo -de ahí la connaturalidad con el entorno-; pero no es así: ha sido fruto de mucho esfuerzo y meditación.
En un arquitecto una obra es fruto de todo una trayectoria de trabajo, y de un empeño particular en esa obra concreta.
En Coderch una de las características admirables es que su trayectoria es lineal, ascendente y sin distracciones ni concesiones a la superficialidad.
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