Hay una película que me parece muy ilustrativa de lo que pienso sobre las 'casas de diseño'. Es de Jaques Tatí y se titula 'Mi tío'. Ganó el oscar de 1958 a la mejor película extranjera. Como suelen decir los cinéfilos: de obligatoria visión.
La película versa sobre unos personajes singulares. El central es, lógicamente, 'el tío' y le sigue el sobrino. El sobrino está entre dos mundos: el que sus padres le quieren hacer ver, el que ellos viven de forma superficial y esnobista, y el de su tío -genial Jaques Tatí- despreocupado, sincero, algo despistado, natural, ... sin caer en la simplonería, todo lo contrario... lleno de detalles humanos.
La mayoria de las escenas se desarrollan en la casa de ese niño, con sus padres. Es una casa de diseño, parodiada en múltiples escenas de vida cotidiana realmente incómoda.
Se exagera con mucho realismo la preocupación por la imagen, de una vida hacia afuera, como en un escaparate en el que se muestra lo felices que parecen ser, estando tan a la última... pero sólo lo parecen... lo son?
Al final queda eso: puro escaparate; sin sustancia y sin alma. Deseo de aparentar y de lucimiento.
Tengo un amigo que tiene un blog muy seguido y bueno que se titula 'Árboles con alma'. Pienso que también las casas debieran tener alma. Si no... ay! ... qué cúmulo de despropósitos podemos hacer soportar a los demás.
Tatí, con humor, da grandes lecciones ...
Hay que proponerse hacer casas con alma ... no de diseño. Lo esencial es la persona que la habita, la familia, el entorno.
Nuestras casas: mero instrumento; que no es poco, si es un buen instrumento para la vida.
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