Este arquitecto supo hacer, a mi entender, una obra valiosa con pocos medios. Primero transcribiré un texto suyo, breve pero incisivo.
'Solo hay una arquitectura: la que sirve al hombre. Pero tenemos el deber, la responsabilidad de hacer que ese hombre quiera vivir mejor. Que la arquitectura le asista en una auténtica superación: la casa el taller, la escuela, la iglesia, la ciudad.
Desde fuera y por dentro; desde el urbanismo a la interioridad. Hacerle grato el entrar en la casa y el salir de ella.
Quitar fronteras, chafar orgullos, reducir diferencias; que todo sea recinto de convivencia y el ámbito de su paz.
Que la objetiva virtualidad del arte le llegue al espacio vital y al utensilio. Que se sienta bien y se haga mejor. Que le proteja de la intemperie y le alivie de las fuerzas oscuras que ensombrecen el mundo.'
Fernández del Amo 1983.
Los pueblos de colonización de la década de los 50 son unas obras racionales, expresivas. Sencillas y valiosas al mismo tiempo. Con volúmenes bien proporcionados, composiciones de huecos equilibradas, sabio juego de texturas, de luces y sombras.
Estos poblados tienen dimensión, escala y espíritu humanos. Es fácil imaginar que con poco tiempo se lograría un ambiente de convivencia, de conocimiento entre la gente.
Nada de espectáculo. Tampoco pintoresquismo.
Una racionalidad orgánica está presente en todos los proyectos.
Completan estos poblados algunos equipamientos, resueltos en armonía con el conjunto.
Buenos proyectos en tiempos de otras crisis y de menos medios ... da que pensar ...