Pienso que vale la pena seguir un poco más con Chillida.
Reproduzco hoy un texto sugerente. Es de José Antonio Ory, crítico de arte.
Las reflexiones sobre el 'espacio vacío' me parecen muy interesantes para la arquitectura. El prestigioso arquitecto Campo Baeza, en la introducción a una publicación sobre otro arquitecto de gran valía -Javier Carvajal-, escribía que 'tan importante es acotar la materia como el aire que la rodea' ... llegando a afirmar que es esencial el vacío que se proyecta ... y se nos va el pensamiento a plazas, patios y tantos espacios de gran valor arquitectónico. Son valiosos en función de sus proporciones, de la luz, ... de muchos detalles que los conforman.
Las reflexiones sobre el 'espacio vacío' me parecen muy interesantes para la arquitectura. El prestigioso arquitecto Campo Baeza, en la introducción a una publicación sobre otro arquitecto de gran valía -Javier Carvajal-, escribía que 'tan importante es acotar la materia como el aire que la rodea' ... llegando a afirmar que es esencial el vacío que se proyecta ... y se nos va el pensamiento a plazas, patios y tantos espacios de gran valor arquitectónico. Son valiosos en función de sus proporciones, de la luz, ... de muchos detalles que los conforman.
Espero que disfrutéis tanto como yo con textos como éste, y con las imágenes con las que lo acompaño.
_____________________
Espacio vacío, sí, por tanto, pero no vacío como nada, como cero, sino vacío como algo-que-sí-es. Espacio vacío que es tan parte de la obra, tan elemento suyo, como el objeto presente, la materia.
Vacío que el escultor esculpe, va conformando con sus manos al tiempo que labra la piedra, forja el hierro o moldea el barro. Porque va a la vez también, sin duda, labrando el aire, forjando el vacío, moldeando el espacio y dejándolo entrar. Forjador de vacíos llama Félix Duque a Chillida.
Y Escultor arquitectónico lo ha llamado también, Arquitecto cuando esculpe. Y José Angel Valente: Maestro de la vacuidad, arquitecto del vacío. Tal vez porque aunque abandonara temprano la arquitectura ha reivindicado ese oficio que también debe ser el de los arquitectos, más que ningún otro, más que de ningún otro: constructores de espacios. Espacios grandes o pequeños, claros o intricados, visibles o escondidos en la pieza y sabidos sólo por su artífice.
Espacios positivos o negativos.
Chillida habla de "espacio positivo", la obra, el volumen real de la obra, el espacio del objeto presente, frente a la vista, evidente, material (hecho de materia); y "espacio negativo", el espacio que queda dentro: lo vacío, "el hueco".
Espacio negativo, sí, pero negativo como el de una fotografía, esa otra cara de la realidad donde lo blanco es negro y lo negro blanco, lo mismo visto de otra manera, desde el otro lado. Negativo, pero, de nuevo, no como ausencia, como lo que no es, sino un negativo igual de real que el positivo, cara y cruz de lo mismo, misma imagen a uno y otro lado del espejo. Intercambiables por tanto, dependientes del punto de vista, tan reales el uno como el otro, el espacio que ocupa la pieza de madera, de hierro, de hormigón, y el espacio vacío que se genera en medio o en torno. Espacio real creado, conformado (dado forma) por esa materia que, si logramos alterar el punto de vista, puede dejar de ser lo positivo, lo que es, para ser al cabo lo negativo, lo de afuera, lo que sólo envuelve.
Estar a veces en el límite de no saber si lo que estoy separando del espacio, lo que estoy esculpiendo, es la masa de materia que estoy trabajando, o es el aire que se está haciendo pasillos ya interiores y cerrados para siempre.
Félix Duque habla de vacío excavado-y-encerrado a la vez por Chillida. He ahí, tal vez, una clave para entender. Vacío excavado, vacío encerrado.
Vacío encerrado cuando materia y espacio son dos caras de la misma obra, positivo y negativo a la vez, como en el juego de percepción, y uno puede jugar a cambiar la mirada y decidir si quiere que la obra sea, por ejemplo, las manos, las zarpas, las tenazas de hierrro forjado que son el Peine del Viento, o si el Peine del viento es más bien el aire y el agua que atrapan, el mar y el viento que lo peinan sin cese.
Peine del viento, San Sebastián.
O escoger si lo que quiere ver reflejado en el estanque bajo Elogio del agua, en el parque barcelonés de La Creuta del Coll, son esas garras de hormigón enormes o más bien el espacio vacío que agarran.
Elogio del agua, Barcelona.
Como Elogio del horizonte no es sólo la impresionante pieza de hormigón, el arco que se impone sobre el horizonte en el Cerro de Santa Catalina de Gijón, sino lo que ella abarca, contiene, define, dibuja. El arco es sólo límite, perfil; lo que cuenta es el volumen que surge dentro, el espacio, lo vacío. Ese ábside hueco y cóncavo donde el propio Chillida dice que el mar -la mar la llama él siempre- se oye de manera diferente.
Escultura inmensa junto a la que el hombre se ve y se asume ínfimo y que logra hacerlo sentirse dentro, protegido, y al tiempo asustado frente a lo que lo desborda y lo cuestiona. A la vez ventana al horizonte, abrazo al aire, cápsula desde donde oír la mar y capilla de homenaje y humillación del hombre frente a lo inmenso, lo incomprensible, lo inefable. Espacio positivo, tanto o más que el arco de hormigón que lo crea y lo delimita.
Y vacío excavado cuando el escultor hiende la piedra para, a la vez, en una misma acción, quitar lo que sobra y crear vacío, re-crear el espacio.
Elogio del horizonte, Gijón.
Y vacío excavado cuando el escultor hiende la piedra para, a la vez, en una misma acción, quitar lo que sobra y crear vacío, re-crear el espacio.
Cavar, sacar, también es esculpir. Como al forjar el hierro o al moldear el barro se van esculpiendo volúmenes, al cavar, al quitarle a la piedra, se va esculpiendo el vacío, dejando salir al espacio. Creándolo.
Gran vacio en el monte Tindaya, Fuerteventura, Canarias.
Dice Valente: Es que la escultura tradicionalmente era un arte de ocupación del espacio. Y la originalidad de Eduardo es que desocupa el espacio (…), interroga a la naturaleza en su intimidad, es decir, la penetra. Es como si se hubiera desplazado la función de la escultura, que era un arte de ocupación. Y en Eduardo es un arte de desocupación del espacio.
Un arte de desocupación del espacio… Chillida, el desocupador del espacio. Eso hace Chillida, no saca piedra, no quita, sino que añade, "mete" espacio. Desocupar materia es llenar de espacio vacío, es apartar lo que lo esconde. Vacía y llena al tiempo, aligera, cambia materia por espacio. Esculpe vacío. Chillida, dice, se dio cuenta un día de que cuando los canteros sacan piedra de una montaña, sin saberlo están metiendo espacio. De esa epifanía, que puede meterse espacio dentro de un espacio, surgió el proyecto de Tindaya: excavar.
Tindaya, Fuerteventura, Canarias.
Buenisimo aporte muchas gracias =)
ResponderEliminar